Lo peor que nos puede pasar como sociedad y como miembros de una comunidad es claudicar a nuestras ideas o pensamientos, yo no lo hago, soy de izquierda y sostengo mis principios que me dan la oportunidad de hacer crítica objetiva, como el de que este gobierno tiene claros-oscuros y a veces por más que se quiera estirar la liga esta ya no da más, es complicado bajo estas circunstancias defender o justificar al presidente, se rebasó la delgada línea que divide la violencia entre grupos criminales y la sociedad civil, las imágenes son contundentes y desgarradoras, impactan e infunden miedo, iniciamos una nueva etapa en nuestro país y no tiene otra definición que no sea la de terrorismo.
Echar a andar el aparato de comunicación de la presidencia para difundir la versión de que existe un nivel operativo, un acuerdo político-criminal entre el narco y la derecha para destruir al presidente, es estar ausente de la realidad convencional que todos vemos y que desgraciadamente vivimos. En las sociedades, el caos comienza como una crisis de percepción, en eso tiene razón el presidente, lo que parece no necesariamente es ‘lo-que-es’, sin embargo la percepción se convierte en realidad para los perceptores cuando lo que sucede se trata de ocultar e interfieren los manipuladores de la opinión pública para dar su contexto de lo vivido y de ahí con que salgan con el “que no pasa nada” “si pasa pero en estados panistas” “es magnificado por lo medios” o peor aún “están enojados por la exitosa política de seguridad”.
Si de teorías a teorías vamos existe una más convincente en donde muchos suponen que no fue la derecha sino el mismo gobierno quien empezó la tragedia para justificar la militarización de la Guardia Nacional, de ser así, la revolución pacífica de Obrador estaría dando un giro inesperado donde el desorden empieza a ser incontrolable generando cambios en la presión social que lo vuelven turbulento, el odio desatado suele ser, con insistente frecuencia, el preludio de la violencia que hoy vivimos. Lo grave de esto es que el gobierno estaría rebasando el nivel de la confrontación de ideas para pasar a otros medios no tradicionales que llegarán tarde que temprano a un punto de quiebre, dejando en el camino un caudal de insatisfacción social que empezaría a causar inestabilidad en el gobierno.
Difícil pensar en la teoría de que la derecha es la culpable, están tan inutilizados como oposición que ni siquiera les alcanza para tener un candidato común como para que ahora se organicen y hagan toda una logística criminal para incendiar establecimientos y matar civiles inocentes, y mucho menos para acordar con el narco que combatieron ferozmente en la cruzada Calderonista.
Hay que tomar con seriedad la violencia desatada, ya que en los complejos tiempos que vivimos, las burlas, los buenos propósitos o las mentiras no son suficientes; la calidad moral y política que se presume fue echada a la basura cuando se saludó a la mamá del Chapo, cuando se comió unos taquitos con ellos, cuando se liberó a Ovidio, cuando se pidió no decirle Chapo sino “Don Joaquín”, cuando pidió abrazos y no balazos, y ahora cuando se pide se normalice el cobro de piso. Cuidado, afuera hay acreedores que están esperando cobrar sus respectivas facturas cuyos efectos pueden proporcionar resultados impredecibles. Si alguien le ha ganado la agenda al presidente no es la oposición, es la delincuencia.
Ulises Gómez de la Rosa
Presidente Estatal de Acción Sí AC
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