- Luego de varios días internado, el intérprete ha perdido la vida la tarde de este miércoles
El cantante mexicano Yoshio, cuyo nombre verdadero fue Gustavo Nakatani Ávila, perdió la vida por complicaciones derivadas del coronavirus a los 70 años. Su esposa Marcela Hernández, ahora viuda, fue quien dio la noticia informando que falleció a las 16:50 de este miércoles en el Hospital Xoco de la Ciudad de México, donde permaneció internado durante doce días.
El pasado 3 de mayo, el cantante fue internado de emergencia al hospital, donde días después fue intubado y aislado, como a otros tantos pacientes aquejados por el padecimiento, por lo que no fue posible que su esposa se mantuviera a su lado.
Unos días antes su internamiento, el día 26 de abril, Yoshio ofreció un concierto vía streaming desde su cuenta de Facebook, al que tituló Unidos en casa, en el que compartió con sus seguidores -quienes lo acompañaron durante sus cuatro décadas de trayectoria- el gran amor que siempre le tuvo a la música.
Apenas este lunes, Marcela solicitó en las redes sociales el apoyo del público para conseguirle el medicamento antiviral Remdesivir, que ayudaría al tratamiento de su pulmón colapsado y pidió a las autoridades del Hospital Xoco que se le permitiera realizar una videollamada para poder verlo a través de un celular o una tableta.
Ese día, Marcela confirmó que ella y sus dos hijos habían dado negativo a la prueba de coronavirus, y detalló que no sabía cómo lo había contraído Yoshio, puesto que habían permanecido aislados en cuarentena.
Hijo de un inmigrante japonés y una mujer mexicana, Yoshio comenzó su carrera musical a finales de los años 70, y desde entonces desarrolló su trayectoria como baladista romántico grabando 26 álbumes. Fue ganador del emblemático Festival de la canción OTI (Organización Televisiva Iberoamericana) con el tema “Lo que pasó, pasó”, composición de Felipe Gil, en 1981, siendo su álbum más reconocido “Samurai”. En 1982 representó a México en Tokio, dentro del Festival de la canción popular Yamaha, donde fue ovacionado.
A su familia se le atribuye la creación de los cacahuates japoneses en México, siendo su padre Yoshigei Nakatani Moriguchi un empresario que le heredó su gusto por la música.
Pese a su herencia, Yoshio no hablaba japonés, y fue su padre quien le otorgó el nombre artístico que lo acompañó hasta el final de sus días, que según la bitácora que lo honra en el Auditorio Nacional, quiere decir “Hombre noble”